¿CONFUSIÓN BABILÓNICA?

SOBRE LOS USOS Y SIGNIFICADOS DEL TÉRMINO ‘CAMPO’

Staemmler, F. (2006). Confusión Babilónica. Publicación del British Gestalt Journal, 15(2), 64-83. 

Resumen

Aunque el término ‘campo’ se usa con frecuencia dentro de la Psicoterapia Gestalt, rara vez se define o se ejemplifica su significado preciso. Este ensayo examina las maneras en que se usa en varias teorías físicas, filosóficas y psicológicas. Se presta especial atención a la teoría de campo de Kurt lewin (1951), así como a la manera en que se usa el concepto de campo en Ego, Hunger and Aggression (Perls, 1947/1992) y Gestalt Therapy (Perls, Hefferline y Goodman, 1951). Se señalan las similitudes y diferencias entre las ideas de ‘campo’ de Lewin y Perls respectivamente, y se examina la teorización de Goodman.

Palabras clave: realismo crítico, epistemología, teoría de campo, holismo, espacio de vida.

      Cuando A usa una palabra, puede querer decir algo bastante diferente a lo que entiende B. La ciencia revolucionaria de la semántica   -el significado del significado-  proporcionará, espero, una cura para esta confusión Babilónica. (Perls, 1947/1992, p. 248) 

      Para volver inteligible el amplio rango de fenómenos de comportamiento que exhiben los seres humanos, no basta con solo pronunciar la palabra mágica ‘campo’. En el mejor de los casos, lo único que proporciona es conocimiento incipiente sobre la intrincada serie de preguntas que surgen siempre que algún suceso concreto requiere de una explicación fundamental, más que de una superficial.  (Hartmann, 1942, p. 174)

‘No es fácil hace teoría de campo», dijo Lynne Jacobs (2002), y se me ocurren al menos tres razones que sostienen esta afirmación. Primero, es difícil comprender el concepto del ‘campo’ en la psicología pues para ello hace falta entender un nuevo paradigma (Kuhn, 1970) que, a su vez, se opone y trasciende nuestros modos de pensar tradicionales. En segundo lugar, se han desarrollado varias teorías diferentes sobre el concepto del ‘campo’. En tercer lugar, y quizás esto sea lo más importante para los terapeutas Gestalt, a la fecha la teoría de campo a la que hacen referencia los terapeutas Gestalt aún no ha sido explicada con detalle en los textos publicados.

Se han realizado, por supuesto, algunos intentos por sentar las bases. Sin duda el debate que se llevó a cabo en The Gestalt Journal con las valiosas contribuciones de Joel Latner (1983; 1984), Gary Yontef (1984) y Wright (1984), marcó un primer hito en la ruta hacia lo que algún día podría convertirse en una teoría de campo de la terapia Gestalt. Los textos de Gordon Wheeler (por ejemplo, 1991) y de algunos autores de la escuela de Cleveland han sido extraordinarios e influyentes. Para terminar, y no menos importante, Malcolm Parlett merece un gran reconocimiento por la creatividad y diligencia con la que ha realizado una y otra vez esta difícil tarea (véase Parlett, 1991; 1993; 1997; 2005). El presente artículo lo escribo en honor a sus contribuciones.

Los textos antes mencionados han tenido un gran éxito   ̶ al menos en lo que concierne a la historia de su efecto. Obviamente han resultado impresionantes y convincentes para muchos autores de la terapia Gestalt; en los últimos años se han publicado una gran cantidad de artículos que incluyen en sus títulos el término ‘campo’. Además, si uno examina no sólo los títulos sino también el contenido de la bibliografía de la terapia Gestalt de la última década, resultaría difícil encontrar algún texto donde no aparezca el término ‘campo’.

Sin embargo, como sucede en muchos otros contextos, los resultados de esta historia de éxito no han sido todos positivos. Para mí no es bienvenido el uso de moda, a veces inflacionario, a veces estereotipado, que se le da al término ‘campo’, pues corre el peligro de vaciarlo de cualquier significado teórico. Como dice Malcolm Parlett, ‘…hay un problema potencial en que el campo pueda volverse tan incluyente que pueda incluir todo y cualquier cosa’ (2005, pp. 44-45). En su respuesta al diálogo, Robert Lee coincide: ‘El término campo puede tener varios significados distintos y suele usarse de manera intercambiable entre estos significados, con frecuencia dentro de un mismo artículo’ (ibid., cursivas en el original).

Me parece que ni Parlett ni Lee se sienten cómodos con el ‘problema potencial’ o con la manera ‘intercambiable’ en la que se aplica con frecuencia el término. Sin embargo, es posible que esté proyectando sobre ellos mi propia gran incomodidad; yo sostengo que si el ‘campo’ ha de ser un elemento importante de nuestra teoría, no debe aplicarse a ‘todo y cualquier cosa’. Si eso sucede se degenera en simple jerga. La jerga puede ser aceptable en las conversaciones cotidianas,[1] pero en el discurso teórico no lo es. Si queremos que nuestra teoría tenga un valor práctico, el habla sosa no es de ayuda: aunque ‘es cierto que la teoría de campo subraya la importancia del hecho de que cualquier suceso resulta de una multitud de factores… esto no es suficiente. La teoría de campo es algo más específico.’ (Lewin, 1951, p. 44, cursivas agregadas).

Sin embargo, en muchos de los textos escritos por los terapeutas Gestalt la palabra se usa en un sentido muy general   -casi como sinónimo de ‘circunstancias sociales’, ‘la sociedad’ o, de manera aún más general, ‘el contexto’; en su sentido más general- ‘…en la terapia Gestalt el campo… puede considerarse como potencialidad pura’ (Miller, 2001, p.110). También podemos encontrar instancias donde la palabra ‘campo’ se convierte en un sustituto más o menos críptico de cualquier cosa vaga, desconocida o metafísica: por ejemplo, el planteamiento de que ‘algo está en el campo’ a veces se usa para decir solamente que algo está ‘en la habitación’, ‘en el aire’, ‘en la atmósfera’, o que es un elemento del zeitgeist.

Con este ensayo me gustaría contribuir con la elaboración de un perfil más claro para el término ‘campo’ dentro del contexto de la terapia Gestalt. Sin embargo, mi objetivo no es crear una definición fija sino que más bien espero ser pieza instrumental para el desarrollo fértil del término y sus significados teóricos.

Las palabras: Contextos diferentes, significados diferentes

Aunque la semántica puede ser aburrida, aquí es un precursor necesario al emocionante material que vendrá a continuación.

Podemos distinguir aproximadamente cinco significados diferentes de la palabra ‘campo’:

1. El significado literal;

2. El significado extendido;

3. El significado figurado;

4. El significado teórico en la física;

5. El significado teórico en la psicología;

Según el New Oxford Dictionary of English, el significado coloquial básico de la palabra ‘campo’ es ‘…un área de terreno abierto, especialmente uno sembrado con plantas de cosecha o pastura, típicamente cercado con setos o cercas; un campo de trigo, un campo de maíz‘ (1998, p. 680, cursivas en el original). [N. de la T: Para el término en castellano, esta es la definición de la Real Academia Española: Campo. (Del lat. campus, terreno llano, campo de batalla)1. m. Terreno extenso fuera de poblado. 2. m. Tierra laborable. 3. m. En contraposición a sierra o monte, campiña. 4. m. Sembrados, árboles y demás cultivos. Están perdidos los campos. Tomado del: Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Vigésimo segunda edición, versión en línea. Cursivas en el original]. A esto me gustaría llamarle el significado literal. Hay un ejemplo de esto en Ego, Hunger and Aggression (Perls, 1947/1992, pp. 35 – 37); ahí Perls considera un campo de maíz como un ejemplo de un paisaje que puede ser usado de maneras distintas por un agricultor, un piloto, un pintor, un agrónomo, un comerciante y una pareja de amantes, y, por lo tanto, supone significados psicológicos distintos para cada persona.[2] Es el ejemplo de un campo (literal) y las diferentes maneras en que puede experimentarse fenomenológicamente (véase más adelante).

Del primer significado literal, donde el propósito principal de un campo es de tipo agrícola, se deriva un segundo significado; aquí entran en juego otros propósitos primarios. Podríamos llamar a este el significado extendido de ‘campo’ que se describe así:

…área marcada para un juego o deporte: un campo de futbol. Un área extendida de tierra o agua cubierta totalmente por alguna sustancia en particular, especialmente nieve o hielo: un campo de hielo. Un área rica en algún producto natural, típicamente petróleo o gas: un campo de gas. Un área donde se pelea una batalla: un campo de batalla. (The New Oxford Dictionary of English, 1998, p. 680, cursivas en el original)

[N. de la T.: A continuación, la definición extendida de la RAE: 5. m. Sitio que se elegía para salir a algún desafío. 6. m. Terreno de juego, localidades e instalaciones anejas donde se practican o contemplan ciertos deportes como el fútbol. Tomado del: Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Vigésimo segunda edición, versión en línea.]

El tercer significado del término es figurado. Se refiere a ‘…una rama particular de estudio o esfera de actividad o interés: hablamos con profesionales de varios campos’ (ibid., cursivas en el original). Por ejemplo, Malcolm Parlett usó la palabra en este sentido cundo dijo en su discurso en la conferencia europea de 1991: ‘También tendré algo que decir acerca del campo de la terapia Gestalt en sí mismo’ (1993, p. 115).

En el contexto de la investigación perceptual, así como en muchos textos psicológicos de la Gestalt también podemos hallar otro uso figurado de la palabra como, por ejemplo, ‘el campo visual’. Aquí lo único que denota la palabra es el área espacial cubierta por la vista de un individuo. En casi todos los casos no se pretende aludir a alguna implicación teórica.

Hay otro significado figurado pertinente en la manera en que se usa el término en la ‘investigación de campo’. Aquí ‘campo’ significa ‘condiciones naturales’ o ‘situaciones de la vida común y corriente’ (en contraste con las situaciones de laboratorio   ̶ para más detalles véase el Apéndice).

En cuarto lugar, en el terreno (figurado) de la física, la palabra ha adquirido un significado teórico: ‘…región en la que prevalece una condición particular, especialmente aquella donde sea efectiva una fuerza o influencia independientemente de la presencia o ausencia de un medio material’ (The New Oxford Dictionary of English, 1998, p.680) [N. de la T.: A continuación, la definición de la RAE: 13. m. Fís. Magnitud distribuida en el espacio, mediante la cual se ejercen las acciones a distancia entre partículas, como el campo eléctrico o el campo gravitatorio. Tomado del: Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Vigésimo segunda edición, versión en línea], como en un campo electromagnético. Aquí esta palabra también podría describir la ‘…fuerza ejercida o potencialmente ejercida en dicha región: la variación en la fuerza del campo‘ (The New Oxford Dictionary of English, 1998, p.680, cursivas en el original).[3]

En quinto y último lugar, en el campo (figurado) de la psicología (y la filosofía), el término se usa también en un sentido teórico. Aunque el término vino a dar a la psicología en parte desde la física, su sentido difiere del que tiene en la física (o la biología, respectivamente), puesto que es definido por una teoría psicológica. «‘Lewin escribió que ‘…la utilidad del positivismo fisicalista ha sido trascendida’ (1951, p. 157). En esta vena, afirmó: ‘A la totalidad de los hechos coexistentes concebidos como mutuamente interdependientes es a lo que llamamos un campo. [31].[4] La psicología debe ver al espacio de vida, incluyendo a la persona y su medio ambiente, como un campo’. (1951, p. 240, cursivas en el original)

La interdependencia ‘Galileica’: Las fuerzas de campo

‘Marty’ lleva un tiempo trabajando con ‘Fritz’. Marty experimenta frustración, tensión, confusión y vergüenza; cosas que para él no tienen sentido. Entonces lo que sigue es este diálogo:

Fritz: Cierra tus ojos. Ahora aléjate de esto, de esta horrible situación. [Pausa]… Y vuelve a nosotros. ¿Dónde estabas?

Marty: Estaba pescando.

Fritz: Sí.

Marty: En [suspiro] un lugar en las montabas, en California, que me gusta mucho.

Fritz: Bien. Vuelve a cerrar los ojos. Regresa a ese lugar y dinos lo que estás haciendo ahí.

Marty: Estoy… estoy parado sobre unas rocas y me siento sobre una roca en medio del río, sobre unos rápidos. Miro el agua pasar [tos], y tengo miedo, tengo miedo de caer en el agua. pero eso… eso tampoco tiene sentido, ya que cuando estuve allá no tenía miedo de caer en el agua.

Fritz: Bien, vuelve con nosotros. ¿Cómo te sientes al estar aquí?

Marty: Los colores están brillantes.

(Perls y Baumgardner, 1977, p. 190, cursivas agregadas).

¿Qué sucedió? ¿Alguien del público encendió la luz en el momento justo para alumbrar el efecto del trabajo de Fritz con Marty? ¿Acaso el clima tomó el papel de asesor dramático de Perls y mejoró justo a tiempo para premiar a Marty por su trabajo? Lo más seguro es que no: lo más probable es que el cambio emocional de Marty también tuvo un efecto en su visión. Esta es una experiencia común: ¿quién no sabe que es más fácil deprimirse bajo la impresión de una fría y gris mañana de noviembre que en un brillante día de primavera? El cuerpo tiende a sentirse más pesado, el día de trabajo que se aproxima parece más largo, los pensamientos adquieren un tono más pesimista, los sucesos desagradables cobra más relevancia, etc. Los diferentes aspectos del campo experiencial de una persona no están aislados unos de otros; son -en mayor o menor grado[5]– interdependientes, aún cuando no tengan una relación directa. En otras palabras, un elemento experiencia dado no ‘tiene’ un carácter cierto en y por sí mismo, ni en general. Más bien, adquiere sus respectivas propiedades temporales bajo dadas circunstancias psicológicas.

Esta observación, típica de la psicología Gestalt como surgió en los años 20, causaron que Kurt Lewin (1931) propusiera un cambio de paradigma de ‘…los modos de pensamiento aristotélicos a los galiléicos en la psicología contemporánea’. Para Aristóteles (384 – 322), un objeto se movía por sus propiedades inherentes; para Galileo (1564 – 1642), su movimiento era el resultado de varias influencias:

Se dice que las llamadas propiedades inherentes de un objeto son a fin de cuentas rastreables a fuerzas que le impactan desde el campo circundante que es interpretado como el todo efectivo que determina los atributos y el comportamiento de la parte o partes que caen dentro de su influencia. (Hartmann, 1942, p. 166)

Este ‘modo de pensamiento galiléico’ fue ilustrado por Hartmann (ibid.), colega de Lewin, de la siguiente manera:

Esta ‘interdependencia entre todas las partes del todo y la totalidad misma’ es lo que caracteriza a las fuerzas del campo (tanto en la física como en la psicología) en contraste con las fuerzas mecánicas que son, en general, unidireccionales y afectan sólo a una o a algunas de las partes del todo de una manera directa. En un modelo mecanicista, se considera que el espacio entre las partes en interacción está vacío; no hay interacción a menos que las partes estén conectadas directamente. En contraste, ‘en una teoría de campo, el espacio no está vacío. En lugar de ello, los campos son los estados físicos del espacio, participando en los sucesos’. (Latner, 1983, p. 76) Además, las fuerzas de campo tienen ‘fortalezas’ o ‘valencias’ (palabra de Lewin) en su relación con las otras fuerzas; es decir, pueden tener simultáneamente un efecto fortalecedor sobre algunas de las otras fuerzas, al mismo tiempo que debilitan otras, o pueden tener un efecto neutral o incluso ambivalente sobre otras fuerzas.[6] En resumen, en su sentido teórico en la física y la psicología, el término ‘campo’ se refiere a el estado de interrelación de una multiplicidad de influencias dinámicas que no son necesariamente efectivas de manera directa. Análogamente, la teoría de campo psicológica de Kurt Lwein se origina a partir de:

las afirmaciones básicas…de que (a) el comportamiento debe derivarse de una totalidad de hechos coexistentes, y (b) estos hechos coexistentes tienen el carácter de un ‘campo dinámico’ en el grado en que el estado de cualquiera de las partes de ese campo dependen de cada una de las otras partes del campo. (Lewin, 1951, p. 25).

En la analogía física-psicológica vemos la influencia que ejercía la física de fines del siglo 19 y principios del 20 sobre las ciencias sociales de la época. En consecuencia, Lewin le dio crédito a Albert Einstein (Lewin, 1951, p. 240).[7] Sin embargo, es importante señalar que aunque Lewin trabajó con las analogías mencionadas en el párrafo anterior,[8] tenía la suficiente educación en filosofía (Véase Lewin, 1981/1982;[9]  Marrow, 1969; Métraux, 1992)[10] como para saber que sería un ‘error de categoría’ (Ryle, 1949)[11] considerar que estos dos campos son idénticos.[12] No dejó cabida para duda alguna de que un campo físico difiere del campo psicológico de maneras esenciales. Desde mi punto de vista la principal diferencia está en el carácter determinista de los campos físicos, por un lado, en contraste con el carácter abierto de los campos psicológicos por otro lado que dan cabida al libre albedrío.[13]

‘De hecho, la teoría de campo critica a muchas de las teorías fisicalistas por su carencia de un análisis psicológico meticuloso’, afirmó Lewin (1951,p. 62):

Una de las características básicas de la teoría de campo en la psicología, como yo la veo, es la demanda de que el campo que incluye sobre un individuo deba describirse no en términos ‘objetivos fisicalistas’, sino de la manera en que existe para esa persona en ese momento. (Ibid., cursivas agregadas)[14]

Eso equivale a decir que un campo lewiniano es un campo psicológico; también se le podría llamar campo ‘experiencial’ o ‘fenomenológico’.[15] Como subrayó su biógrafo, ‘las fuerzas que Lewin postuló están en el campo psíquico, no el físico’ (Marrow, 1969, p. 31). Siempre es el campo de cierta persona en cierto momento. El campo de cualquier otra persona en cualquier momento dado en el tiempo será diferente, al igual que el campo de esta persona en cualquier otro momento en el tiempo.[16]

 ¿Campo? ¿El campo de quién?

En la sección anterior ya hice referencia a Kurt Lewin y su teoría de campo. En cierto sentido me adelanté, ya que, como dije en la introducción, no hay una teoría singular que use la idea de ‘campo’. Debe haberse puesto de moda; una buena cantidad de autores que escribieron sobre filosofía, biología y psicología a inicios del siglo 20 incluyeronn este término en sus textos. No puedo dar una lista completa aquí, pero de los filósofos que usaron el término aquí debemos mencionar cuando menos a Husserl (1997, por ejemplo), James (1902, cap. 10), Gurswitsch (1964; 1966) y Merleau-Ponty.[17]

Puesto que, en mi opinión, Gurwitsch ha sido ignorado injustamente por los terapeutas Gestalt, he decidido incluir uno de sus ejemplos para el uso fenomenológico del término ‘campo’:

Cuando tratamos con un objeto y lo elegimos como el tema de nuestra actividad mental -independientemente del tipo de actividad mental de que se trate- nuestra vida consciente nunca está limitada a la experiencia exclusiva de nuestro tema. En el momento en que estamos tratando con el tema, estamos conscientes, con distintos grados de claridad y explicitud, de otros objetos y sucesos. Nuestro tema se presenta dentro de un campo de conciencia completo. Dentro de ese campo, debe trazarse una línea de demarcación entre los elementos que simplemente sucede que están co-presentes con nuestro tema y aquellos que, además de estar co-presentes con el tema, se experimentan como intrínsecamente relacionados o relevantes al mismo. La totalidad de los elementos co-presentes del segundo tipo podría decirse que conforman el campo temático con relación al tema dado que ocupa el centro de ese campo. Así percibimos a una cosa entre otras cosas, p ej., en cierto medio ambiente perceptual. Una proposición que absorbe nuestra mente hace referencia a y señala otras proposiciones de las cuales se desprende como consecuencia. Un orden de existencia resulta ser una extensión indefinida de un campo temático. A la inversa, un campo temático concreto puede considerarse como un segmento circunscrito de un orden de la existencia. Es la emergencia de cada tema desde un campo temático y su aparición experimentada dentro de dicho campo lo que determina el significado de la existencia de cada objeto como una existencia dentro de un contexto u orden de existencia sistemático. (1966, p. 123, cursivas en el original)

Los psicólogos que han trabajado con el concepto de campo incluyen, por supuesto, a los psicólogos Gestalt de la escuela de Berlín, Wertheimer (1963), Köhler (1929/1947; 1933; 1940), y Koffka (1936).[18] Su concepto de campo resultó en la ida del ‘isomorfismo’, ‘…la tesis de que nuestras experiencias y los procesos subyacentes a estas experiencias tienen la misma estructura’ (Köhler, 1929/1947, p. 344), idea que posteriormente fue muy criticada (véase Kruse et al., 1987). Con un poco más de detalle, esta idea es la siguiente:

Una teoría de la percepción debe ser una teoría de campo. Con esto queremos decir que las funciones neurales y los procesos mediante los cuales se asocian los hechos perceptuales en cada caso están ubicados en un medio continuo;  y que los eventos en una parte de este medio influyen los eventos de otras regiones de una manera que depende directamente de las propiedades de ambos en su relación mutua. Este es el concepto con el que trabajan todos los físicos. La teoría de campo de la percepción aplica este sencillo esquema a las correlaciones de hechos perceptuales en el cerebro. (Köhler, 1940, p. 55, cursivas en el original)[19]

Además de los teóricos de la Gestalt, algunos otros psicólogos también han propuesto sus respectivas teorías de campo. Dentro del terreno de la psiquiatría, Harry Stack Sullivan (1953) formuló una teoría sobre los ‘campos interpersonales’; en el psicoanálisis, René Spitz (1958) planteó una Teoría de campo genética sobre la formación del ego. Desde el campo del conductismo, debemos mencionar a Tolman, quien confesó ‘…haber sido fuertemente influenciado por Lewin’ (Tolman, 1959, p. 136). En el terreno humanista, el reciente Field Approach to Psychology (Acercamiento de campo a la psicología) de Combs (1999) concibe un campo similar en ciertos aspectos al de Lewin. Y, bajo ciertas condiciones previas (véase Stadler, 1981), la ‘teoría holográfica del cerebro’ del neurocientífico karl Pribram (1971; 1991) puede interpretarse como una especie de teoría de campo moderna.[20]

Por razones históricas obvias, estas teorías no han tenido relevancia respecto a la teoría de la terapia Gestalt como surgió a fines de los años 40 y principios de los 50. Resulta menos obvio, pero en la bibliografía de la terapia Gestalt difícilmente encontramos referencia alguna a los conceptos de campo de los teóricos de la Gestalt de Berlín. Sólo se cita la de Lewin, de vez en vez.

Creo que esto se debe al menos a dos razones. La primera es que la teoría de campo de Lewin ciertamente ha sido la más influyente en la historia de la psicología en general (véase Heigl-Evers, 1979; Lück, 1996). La segunda es que Frederick Perls y Paul Goodman hicieron referencias a Lewin, aunque raras (véase Perls, 1947/1992, p. 116; Perls et al., 1951, pp. vii, 277). En su autobiografía, Perls escribió lo siguiente sobre los psicólogos Gestalt:

Admiraba mucho de su trabajo, especialmente el trabajo temprano de Kurt Lewin. No pude seguirlos cuando se convirtieron en positivistas lógicos. No he leído ninguno de sus libros de texto, sólo algunos documentos de Lewin, Wertheimer y Köhler. Para mí lo más importante fue la idea de la situación inconclusa, la gestalt incompleta.

Estos hechos y declaraciones han resultado en algo de controversia respecto a si Perls y Goodman estaban familiarizados con los textos de Lewin. Por ejemplo, para Wheeler ‘…resulta improbable que él [Perls] se haya encontrado con la obra de Lewin de primera mano’ (1991, p. 45). En contraste, Yontef, en su reseña del libro de Wheeler, sostiene que Perls ‘…no era académico, en ningún sentido, pero su libro [Ego, Hunger and Aggression] es una exposición clara, aunque desorganizada, de la teoría de campo’ (1992, p. 102). Desde mi punto de vista, estas posiciones no son necesariamente contradictorias: investigaciones históricas recientes muestran que Frederick Perls se familiarizó con el concepto   ̶aún sin desarrollar -aún sin desarrollar- de Lewin a fines de la década de los 20 a través de H. S. Fuchs,[21] quien fue uno de sus compañeros asistentes en el instituto de Kurt Goldstein en Frankfurt (véase Sreckovic, 1999, pp. 33 – 34). Obviamente, este no fue un encuentro de ‘primera mano’, pero pudo sin embargo haber dejado una impresión, junto con las influencias provenientes de la psicología Gestalt en general.[22]

¿Y qué hay con Paul Goodman? Según su biógrafo, Taylor Stoehr, ‘…es improbable que conociera mucha de la obra de Lewin… Cuando quería dar autoridad a sus argumentos, lo que uasba era el Source Book of Gestalt Psychology de Willis D. Ellis (1938)’ (Stoehr, 1994, p. 97). Quizás Stoehr tiene la razón al afirmar que Goodman no conocía ‘mucha’ de la obra de Lewin, depende del estándar que se aplique; pero es un hecho que el libro de Ellis contiene uno de los textos más importantes de Lewin, el que trata sobre ‘Will and Needs’ (‘Voluntad y necesidades’) (Ellis, 1926/1938, pp. 283, 299); ahí Lewin hace amplio uso de su acercamiento teórico de campo. Además, es exactamente de este texto que Perls et al. (1951, p. 277) tomaron una importante cita sobre la relación del todo con sus partes.[23]

Volveré más adelante a Perls y Goodman. Primero examinemos más de ceca el campo de Lewin. Después de todo, fue Malcolm Parlett quien pidió ‘una terapia Gestalt más lewiniana’ (1993).

El campo de Lewin y su Epistemología

Como ya mencioné, el campo de Lewin es un campo fenomenológico. Es decir, para él no hay un campo en sí, sino sólo el campo de una cierta persona. Hablando en un sentido estricto, no es correcto, por lo tanto, referirnos a un campo Lewiniano sin mencionar el nombre de la persona, a cuyo campo está uno haciendo referencia.[24]

…el fundamento de Lewin en la filosofía de la ciencia hizo posible que pudiera reconocer el rol fundamental de la fenomenología… Esto le permitió… reconocer con claridad que el inicio de la indagación científica y la prueba máxima de su resultado era la experiencia de alguien, y que esto exigía la concepción de una dinámica bastante independiente de la dinámica física. (Marrow, 1969, p. 37)

Es importante mantener esto en mente, especialmente si uno quiere entender el rol del medio ambiente y su relación con la persona según se concibe en la teoría de Lewin.

El campo de Lewin

Sin embargo, antes de entrar en los detalles de esto necesito presentar el término de Lewin de ‘espacio de vida’ que usaba como sinónimo del ‘campo’. ‘Este espacio de vida consiste en la persona y el medio ambiente psicológico según existe para él’ (Cartwright, en Lewin, 1951, p. xi, cursivas agregadas).

Al campo con el que debe tratar el psicólogo, Lewin le llama ‘espacio de vida’. Para cada individuo, el espacio de vida consiste en las necesidades de la persona y su medio ambiente psicológico. Todos los eventos psicológicos ocurren dentro del espacio de vida…

El espacio de vida incluye todos los hechos que tienen existencia para la persona y excluye a los que no. Abarca las necesidades, las metas, las influencias inconscientes, los recuerdos, las creencias, los eventos de naturaleza política, económica y social, y cualquier otra cosa que pudiera tener un efecto directo en el comportamiento. (Marrow, 1969, pp. 34-35, cursivas agregadas)

Si se presta atención a las palabras en cursivas de esta cita, podemos ver que tanto (las necesidades de) la ‘persona’ y el ‘medio ambiente’ (psicológico) se definen como partes iguales del espacio de vida. Es decir, en la teoría de Lewin, lo que llama ‘medio ambiente’ no es algo externo al espacio de vida, ya que el espacio de vida abarca tanto ‘…a la persona como al medio ambiente psicológico según existe para la persona‘ (Lewin, 1951, cursivas agregadas).[25] El medio ambiente de Lewin ‘…no se refiere al medio ambiente físico en el sentido de las propiedades físicas‘ (Lewin, 1926/1938, p. 283, cursivas en el original); no es ‘el mundo real de allá afuera’; es un mundo fenomenológico, según se ilustra en el siguiente diagrama de Marrow (1969, p. 39):

En esta ilustración nos volvemos a encontrar con el ovalo que vimos antes en la primera ilustración. Este ovalo es un ejemplo de la ‘curva de Jordan’ que Lewin (1936 y otras partes) usó en su acercamiento ‘topológico’ como un medio para representar las situaciones psicológicas.[26] ‘…el espacio total dentro de la curva de Jordan, incluyendo la elipsis, es el espacio de vida. Representa a la persona y al medio ambiente psicológico. Es espacio exterior representa al mundo no-psicológico, el de los hechos ya sea físicos o sociales’ (Marrow, 1969, p. 39).[27]

Afuera de la curva de Jordan está el terreno de lo no psicológico, es decir, el mundo físico y social ‘real’ que afecta parcialmente al terreno de lo psicológico y en parte no lo afecta. Los hechos no psicológicos sólo tiene efecto sobre el comportamiento humano cuando se transforman [e incorporan] a la dimensión psicológica.

Para ser más exactos, la Ilustración 2 nos muestra tres áreas: las áreas interna y externa de la curva de Jordan, además de la curva misma:

  1. El ‘espacio de vida’; i. e. la persona y el medio ambiente psicológico como existe para la persona. Este es el campo que tenemos normalmente en mente cuando hacemos referencia a las necesidades, la motivación el humor, las metas, la ansiedad, los ideales.
  2. Una multitud de procesos en el mundo físico o social que no afectan en ese momento al espacio de vida del individuo.
  3.  Una ‘zona de frontera’ del espacio de vida: ciertas partes del mundo físico o social sí afectan al estado del espacio de vida en ese momento. El proceso de la percepción, por ejemplo, está íntimamente ligado a esta zona de frontera porque lo que se percibe sólo es determinado parcialmente por los ‘estímulos’ físicos; i. e., esa parte del mundo físico que afecta a los órganos sensoriales en ese momento… (Lewin, 1951, p. 57)

Esto equivale a decir que ‘las propiedades del ‘espacio de vida’ del individuo dependen parcialmente del estado de ese individuo como producto de su historia, y parcialmente del entorno a nivel no psicológico -físico y social-‘. (ibid., p. 62)

Es importante señalar que aquí Lewin se refiere al ‘entorno físico y social’, ¡no al medio ambiente! Esto se debe a que el término ‘medio ambiente’ ya se ha usado antes con un sentido diferente, para designar una parte del terreno psicológico (siendo el otro la ‘persona’). El ‘entorno’ es el mundo ‘objetivo’ que está ‘allá afuera’ -otras personas, árboles, casas, etc.- mientras que el medio ambiente es como fueron experienciados.[28]

Paréntesis: Aquí quisiera señalar dos cosas; primero, según el pensamiento lewiniano, mi cuerpo físico (a menudo llamado «organismo») también es un elemento en el entorno (no psicológico) (véase Lewin, 1981/1982. Vol. 6, pp. 82 – 83), y no es un elemento del medio ambiente (M) ni de la persona (P). En contraste, mi cuerpo vivido o experienciado (lo que en filosofía alemana se llama mi ‘Leib‘) es, en consecuencia, visto como un aspecto de la persona (P). Esto me lleva a mi segundo punto: Quiero sugerir un problema con la terminología de Lewin. Aunque establece una distinción útil entre el medio ambiente y el entorno, no logra hacer la respectiva distinción con el término ‘persona’).[29] Para hacer completa su terminología debió usar el término ‘organismo’ para designar al cuerpo no-psicológico. Fin del paréntesis.

En resumen podemos decir que en la teoría de campo de Lewin encontramos el siguiente orden de términos:

  Campo o Espacio de Vida    No psicológico
  Persona/Medio ambiente    [Organismo]/Entorno

El campo o espacio de vida está compuesto por la persona y por el medio ambiente: el ámbito no psicológico está compuesto por el organismo y por el entorno. La línea gruesa vertical del cuadro representa la curva de Jordan. Las líneas inclinadas entre los dos símbolos indican que designan ramos que pueden distinguirse a pesar de estar estrechamente vinculados y ser parte integral de sus respectivos ámbitos (campo o no-psicológico).

Ilustración 3

La epistemología de Lewin

La duplicación de términos (en el ‘medio ambiente’ y el ‘entorno’) y, respectivamente, el hecho de que la falta de duplicación (respecto al término ‘persona’) es lamentable, es importante para la teoría de Lewin, ya que se basa en su fundamento epistemológico en el realismo crítico[30]  ̶ una postura epistemológica sostenida en ciertas variantes por la mayoría de los psicólogos Gestalt.

El punto de partida del realismo crítico es la suposición de que todo el mundo en el que se encuentran los seres humanos es su mundo experienciado, fenomenológico, ‘verdadero’. Se le debe distinguir estrictamente del mundo ‘transfenomenológico’, ‘real’[31] al cual no tenemos acceso ni directo ni completo.[32]

…ni un sólo dato fenomenológico es, como tal, también una característica de las situaciones en el mundo físico. El contenido de todas las afirmaciones sobre este mundo es tan sólo un asunto de inferencias, de una construcción de pensamiento -aunque algunos datos perceptuales simples se usan en las observaciones verdaderas y se supone que tienen de cierto modo compañeros comparables en la naturaleza, y que por lo tanto controlan la dirección en que puede proceder la construcción. (Köhler, 1961, p. 21)

El mundo fenomenológico (en términos de Lewin: el espacio de vida o campo) asumen formas y figuras distintas y hace referencia a secciones diferentes del mundo transfenomenológico dependiendo de la historia, necesidades y metas de la persona así como sobre lo que sucede en la llamada ‘zona de la frontera’. Esta zona (la curva de Jordan) es la interface entre el espacio de vida y el entorno.

La distinción entre los mundos fenomenológico y transfenomenológico ya han sido explicados por Koffka. Proporciona un ejemplo impresionante:

En una tarde de invierno en medio de una fuerte tormenta de nieve un hombre a caballo llega a una hostería, feliz de encontrar refugio después de horas de cabalgar por la planicie ventosa donde la nieve ha cubierto los caminos y puntos de referencia. El hostelero que llega a la puerta mira al hombre y le pregunta sorprendido de dónde viene. El hombre señala la dirección totalmente opuesta al hostal por lo que el hostelero, en un tono de asombro y reverencia dice: ‘¿Sabe que cabalgó a través del Lago de Constancia?’ Acto seguido el jinete cayó muerto a sus pies.

Entonces, ¿en qué medio ambiente sucedió el comportamiento del extraño? El Lago de Constancia, ciertamente, porque es una declaración cierta que lo atravesó cabalgando. Sin embargo, esa no es toda la verdad, pues el hecho de que hubiera un lago congelado y no el suelo sólido común y corriente no afectó en lo absoluto su comportamiento… el psicólogo tendría que decir: Hay un segundo sentido para el medio ambiente del mundo según el cual nuestro jinete no cabalgó a través del lago, sino a través de una planicie nevada común y corriente. Su comportamiento era el de quien cabalga sobre una planicie y no el de quien cabalga sobre un lago. (Koffka, 1936, pp. 27 – 28)

El mundo transfenomenológio (Koffka lo llama el ‘medio ambiente geográfico’ que equivale al ‘entorno’ de Lewin) existe independientemente de las varias maneras en las que los seres humanos (y hasta cierto punto, los animales) interpretan sus mundos fenomenológicos (en términos de Koffka, su ‘medio ambiente conductual’). Desde un punto de vista lógico y también por su mayor extensión en el tiempo y el espacio, el mundo transfenomenológico antecede a los varios mundos fenomenológicos. En otras palabras, las ‘verdades’ continuamente cambiantes de los seres conscientes y pensantes pueden verse como microcosmos múltiples dentro del gran macrocosmos de la ‘realidad’. Sin embargo, para cada ser humano su mundo fenomenológico es más importante y hace la diferencia decisiva psicológicamente hablando.

Desde el punto de vista teórico, para cada uno de estos seres la ‘realidad’ puede dividirse entre el organismo transfenomenológico y el Umwelt transfenomenológico (el ‘entorno’ de Lewin).[33] Consecuentemente, la ‘verdad’ de cada individuo puede dividirse entre el self fenomenológico (la ‘persona’ de Lewin) y el medio ambiente fenomenológico (el ‘medio ambiente’ de Lewin). Esta es la duplicación de términos en el realismo crítico a la que hice referencia antes.

En el mundo tanto fenomenológico como transfenomenológico están trabajando las ‘fuerzas de campo’[34]. En el mundo físico encontramos, por ejemplo, campos electromagnéticos o gravitacionales. Pero eso no es exclusivo: también encontramos fuerzas mecánicas. Sin embargo, en el espacio de vida de Lewin sólo se asumen relaciones de campo. ‘Eso significa que cualquier cambio en un sitio puede conllevar cambios en todos los sitios’. (Zabransky y Wangner-Lukesch, 2004, p. 136) En lo que se refiere a la ‘zona de la frontera’, no pude encontrar en los escritos de Lewin alguna afirmación explícita sobre los tipos de fuerzas activos ahí. Sin embargo me parece que resulta evidente que aquí pueden observarse fuerzas mecánicas y de campo.

El ‘Campo’ de Perls y Goodman

El término ‘campo organismo/medio ambiente’ fue planteado por primera vez en Gestalt Therapy de Perls Hefferline y Goodman (1951). En el primer libro de Perls Ego, Hunger and Aggression (Perls, 1947/1992) no aparece con esta forma, aunque podemos hallar precursores, En las siguientes dos secciones trataré de hacer un análisis contextual del significado del ‘campo’ en estos dos libros.[35]

El ‘Campo’ en Ego, Hunger and Aggression

Al inicio de este libro, Perls escribe: ‘Este concepto de ‘campo’ se opone directamente  al de la ciencia tradicional, que siempre ha visto a la realidad como un conglomerado de partes aisladas…’ (ibid., p. 19) ‘Al mantener la mirada en el contexto o campo o todo en el que está incrustado un fenómeno, evitamos muchos malentendidos que pueden ocurrir como resultado de una visión aislacionista…’ (ibid., p. 22) ‘Así, al tener al campo, al contexto… podemos determinar el campo específico’ (ibid., p. 24).[36]  Parece básicamente considerar al acercamiento de campo como la antítesis de la visión ‘aislacionista’. También se me ocurre que para él, ‘campo’, ‘todo’ y ‘contexto’ son casi sinónimos.

Entre las frases citadas también podemos ver que hace referencia a la psicología Gestalt de Köhler y Wetheimer, cuyo objetivo era ‘….determinar la naturaleza de… las totalidades’ (ibid., p. 20). Después se basa en R.H. Thouless (1938), quien ‘…sugiere reemplazar el término usual de psicología Gestalt por uno más apropiado: Teoría de campo de la psicología…’ (ibid., cursivas en el original). Para Perls la ‘psicología Gestalt’ parece ser sinónimo de la ‘teoría de campo’ y, como lo demuestra la siguiente cita, también de la ‘holística’: ‘…mediante el huso de nuevas herramientas intelectuales, la holística (concepción de campo) y la semántica… nuestra visión teórica puede mejorar considerablemente…’ (ibid., p. xviii, cursivas en el original).

Los nombres y términos teóricos que ocurren en las citas hechas en los últimos dos párrafos sugieren tres posibles candidatos que pueden haber proporcionado la teoría en la que se basa el acercamiento ‘anti-aislacionista’ de Perls en Ego, Hunger and Aggression: la teoría Gestalt, (Köhler, Wertheimer), la teoría de campo (Lewin) y la holística (Smuts). Es posible que también podamos incluir en esta lista la ‘teoría organísmica’ de Goldstein. Ahora deseo examinar con mayor precisión la manera en que Perls usa el término ‘campo’.

Me llama mucho la atención que el término ‘campo’ venga frecuentemente acompañado de un adjetivo: en muchos casos ya sea ‘del medio ambiente o, alternativamente, ‘interno’, ‘intraorganísmico’, ‘organísmico’.[37] Terminológicamente, el ‘campo del medio ambiente’ y el ‘campo organísmico’ son entidades separadas. No existe (aún) un ‘campo organismo/medio ambiente’ coherente. Por ejemplo, Perls escribe que:

  • en la Inhibición [sic] se retiene alguna expresión que debería salir del campo intraorganísmico… (ibid., p. 70);
  • la expresión de ‘proyección’ no es… del todo correcta, ya que significa que algo que debería sentirse en el mundo interno se experiencia como algo que pertenece al campo externo (ibid., p. 125);
  • sólo donde y cuando el self se encuentra con lo ‘ajeno’ es que el Ego empieza a funcionar, comienza a existir, determina la frontera entre el ‘campo’ personal y el impersonal (ibid., p. 125);
  • incluso las alucinaciones en el delirium tremens son realidades psicológicas, aunque la víctima es incapaz de distinguir entre los campos interno y del medio ambiente (ibid., p. 287);
  • no sólo cambia el ‘campo del medio ambiente’, también lo hace el ‘campo intraorganísmico’ (ibid., p. 287)

Me parece sencillo ver que el uso que hace aquí Perls del término ‘campo’ no refleja el uso de la teoría Gestalt ni el de Lewin. Pero, ¿qué hay de los otros candidatos, Goldstein y Smuts?

En Ego, Hunger and Aggression, Perls le da el crédito a Goldstein y escribe:

Le debo al Profesor K. Goldstein mi primera introducción a la psicología Gestalt. Desafortunadamente, en 1926, cuando trabajé bajo su dirección en el Instituto Neurológico de Frankfurt, aún estaba demasiado embebido en el acercamiento psicoanalítico ortodoxo como para asimilar más que una fracción de lo que se me ofrecía. (Perls, 1947/1992, p. xiii)[38]

Goldstein no se identificaba a sí mismo como psicólogo Gestalt; sin embargo, Perls habla de ‘Kurt Goldstein y otros Gestaltistas’ (véase Perls et al., 1951, p. xiii). En el octavo capítulo de su famoso libro El organismo (cuyo subtítulo es Acercamiento holístico a la biología), Goldstein profundiza ampliamente en su crítica de la psicología Gestalt; afirmó que ‘…mi principio rector ha sido diferente…’ y detalló ‘…ciertas diferencias [que] surgen entre los puntos de vista propuestos por los psicólogos Gestalt y por mí’, (1939, p. 369):

En primer lugar, la psicología Gestalt se basa inicial y principalmente en las experiencias dadas fenomenológicamente, y busca determinar las Gestalten que aparecen en éstas, así como las leyes que las gobiernan. (ibid., p. 370)[39]

Sin embargo, el concepto que estoy tratando de desarrollar no es tan sólo el de una ‘fisiología psicológica’ basada en una visión Gestalt… Al contrario, dicho intento por aplicar puntos de vista y leyes de un campo de investigación al otro me parece muy problemático, puesto que no se ha probado que ambos campos sean de la misma naturaleza… (ibid., p. 359)

Así que Goldstein, en su ‘intento por obtener conocimientos biológicos‘ (ibid., cursivas agregadas) se cuidó de no cometer un error en cuanto a la categoría. Se concentró en el tema transfenomenológico de su investigación y le dejó el mundo fenomenológico a los psicólogos Gestalt.[40] La palabra ‘campo’ no era un elemento de su teoría (en la cita anterior se usa solamente en sentido figurado). Si concibió algo similar a cierto tipo de campo, fue en el sentido biológico de la adaptación del animal a su hábitat:[41] ‘…un organismo sólo puede existir si logra encontrar un medio ambiente adecuado en el mundo’ (ibid., p.88). Sin embargo, aplicar la palabra ‘campo’ en el sentido teórico al concepto de animal/hábitat implicaría una ‘…expansión indebida del término, ya que entre el organismo físico y su entorno físico los procesos constituyentes son circulares sensorio-motrices, no de campo’. (Stemberger, 1999, p. 285)

Sin embargo el concepto de animal/hábitat fue un concepto que entró al pensamiento de Perls. Aunque su enfoque no era en la biología, sino en la psicología y la psicoterapia respectivamente, usó una terminología con un sesgo biológico (‘organismo’, en el mejor de los casos ‘organismo humano’, en contraste con la ‘persona’ o ‘ser humano’). Este sesgo también puede verse en los muchos ejemplos físicos que proporciona para su teoría (sed-agua; hambre-alimento; respiración-oxígeno); muchos terapeutas Gestalt han reiterado estos ejemplos y, junto con Perls, los han aplicado a los procesos psicológicos sin darse cuenta del error de categoría implícito.

El sesgo biológico también puede haber surgido por ser médico entrenado y también su apertura a la obra de Jan Smuts puede haber jugado un papel ello. En concordancia con su visión biológica general (el título de su libro es Holística y evolución, énfasis agregado), Smuts también usó el término ‘organismo’ repetidamente. Mucho más que Goldstein, Smuts ejerció una fuerte influencia en Perls, tanto antes[42] como al mismo tiempo de escribir Ego, Hunger and Aggression. ‘Jan Smuts, entonces premier en Sudáfrica y el autor de Holística, libro que impresionó profundamente a Perls, accedió a escribir una introducción. Perls y Smuts se hicieron amigos…’ (Wysong, en Perls, 1947/1992, p. vii).[43] Y Perls, quien ‘recomendaba ampliamente’ la lectura cuidadosa del libro de Smuts’ (Perls, ibid., p. 21) parece haber adoptado (¿o introyectado?) muchas de las ideas de Smuts (1926/1973, p. 301).[44] Por ejemplo, la idea de ‘metabolismo mental’[45] que plantea a lo largo del libro, especialmente en la Parte Dos, que inicia con una cita de Smuts (1926/1973, p. 301).

Acepté la recomendación de Perls y leí cuidadosamente el libro de Smuts. Ya en las primeras páginas encontré las siguientes frases impresionantes:

…encontramos que alrededor de cada punto luminoso en la experiencia hay un gradual desvanecimiento a la nebulosidad y la oscuridad. Un ‘concepto’ no es tan sólo su claro centro luminoso, sino que abarca a una esfera circundante de significado o influencia de dimensiones menores o mayores, donde la luminosidad se difumina y se vuelve más vaga hasta que desaparece. De manera similar, una ‘cosa’ no es tan sólo aquello que se presenta como tal con un contorno claro y definido, sino esa área central rodeada por una zona de intuiciones e influencias que se desvanece hacia la región de lo indefinido. Los contornos duros y abruptos de nuestro sistema conceptual ordinario no se aplican a la realidad ni vuelven a la realidad inexplicable, no sólo en el caso de la causalidad, sino en todos los casos de las relaciones entre las cosas, las cualidades y las ideas. Concibamos a una causa como un centro rodeado por una zona de actividad o influencia que se desvanece gradualmente hacia lo indefinido. Después concibamos que el efecto está rodeado de una manera similar. De esa manera es fácil entender su interacción y ver que la causa y el efecto están entretejidos, abarcándose e influyéndose mutuamente mediante la interpenetración de sus dos campos. De hecho, el concepto de los campos [sic] de fuerza que se ha vuelto usual en el electromagnetismo es sólo un caso especial de un fenómeno que es bastante universal en los ámbitos del pensamiento y de la realidad. Cada ‘cosa’ tiene su campo, como si mismo, sólo que más atenuado; cada concepto tiene igualmente su campo. Es en estos campos, y sólo en estos campos, es que las cosas realmente suceden. Donde se entremezclan los campos está lo creativo o lo causal tanto en la naturaleza como en la vida… Las cosas, las ideas, los animales, las plantas, las personas; todos ellos, como fuerzas físicas, tienen sus campos, y de no ser por sus campos, serían ininteligibles, sus actividades serían imposibles y sus acciones serían yermas y estériles… una de las reformas más saludables al pensamiento que podrían suceder sería que la gente se acostumbrara a la idea de los campos, y que mirara a cada cosa o persona concreta, o incluso a cada idea abstracta, como tan sólo un aura o esfera de la misma naturaleza que el centro, sólo que más atenuada y desvaneciéndose hacia lo indefinido. (Smuts, 1926/1973, pp. 17 – 19, cursivas agregadas)

El concepto de campo de Smuts puede resumirse con la siguiente cita: ‘El organismo y su campo es una estructura continua que, comenzando con un área central articulada sensible, se desvanece gradualmente hacia lo indefinido’. (ibid., p. 114)

Me parece obvio que este concepto es fundamentalmente distinto tanto al del espacio de vida de Lewin como a la teoría del isomorfismo de los teóricos Gestalt. El concepto de Smuts no es psicológico, pues no reconoce los distintos estatus ontológicos de los mundos fenomenológico y transfenomenológico; es más como una visión principal[46] e indistintamente monista sobre los ‘puntos luminosos, cosas, ideas, animales, plantas, personas, fuerzas físicas’, etc. Según Smuts, para todo hay un campo…

Esto encaja bien con las múltiples combinaciones que hacía Perls del ‘campo’ con otros términos, como ‘campo organísmico’, ‘campo del medio ambiente’, ‘campo interno’, ‘campo imaginado’, ‘campo acústico’, ‘campo social’, ‘campo inconsciente’, ‘campo de conciencia’ y muchos otros.[47]

En resumen, me resulta plausible que el ‘campo’ de Perls en Ego, Hunger and Aggression pueda rastrearse principalmente a Smuts y, en menor grado, a Goldstein. Las pocas impresiones que Perls dijo tener sobre la psicología Gestalt en ese tiempo pueden haber desempeñado un papel adicional, pero menor, a pesar de que le dedicó el libro a Wertheimer.[48] En Ego, Hunger and Aggression, ‘campo es un término más o menos vago para un conglomerado de varias ideas holísticas que gozaron de cierta popularidad en las primeras décadas del siglo 20 (véase Harrington, 1996).

Quizás puede resumirse este análisis con un comentario de Perls en una entrevista con Jim Simkin: Smuts

…fue para mí una figura importante en mi desarrollo, fue el primer holista verdadero y fue más allá que Goldstein. Goldstein había examinado al organismo como un todo, pero Smuts podía ver el aspecto ecológico, que lo que cuenta no es sólo el organismo sino el organismo incrustado en el mundo, que no puede verse lo uno sin lo otro. (Perls, 1966)

El ‘Campo’ en Gestalt Therapy

Aunque sin duda Paul Goodman hizo muchas contribuciones valiosas al posterior desarrollo teórico de la terapia Gestalt, hay una clara continuidad del primer libro de Perls a Gestalt Therapy (Perls et al., 1951). Kitzler incuso dice que con la excepción del capítulo sobre ‘Verbalización y poesía, ‘…no hay nada en Perls, Hefferline y Goodman que no esté en Ego, Hunger and Aggression‘ (Kitzler, 2006, p. 46). Uno podría pensar que esta aseveración es algo fuerte, pero creo que contiene cierta verdad.

El concepto biológico de organismo/hábitat, que es una observación sobre el mundo transfenomenológico (y no merece el término ‘campo’ -véase sección anterior), ciertamente se abrió el camino hasta Gestalt Therapy:

  • No hay una sola función de ningún animal que se complete sin objetos y medio ambiente… (Perls et al., 1951, p. 228, cursivas agregadas) …siempre nos referimos a dicho campo en interacción, y no a un animal aislado (ibid., cursivas agregadas).
  • …la definición de un animal incluye a su medio ambiente: no tiene sentido definir a un ser que respira sin el aire, a un ser que camina sin la gravedad y el suelo… (ibid., p. 258, cursivas agregadas).
  • Una función fisiológica se completa internamente, pero al final ninguna función puede continuar haciéndolo… sin asimilar algo del medio ambiente… (ibid., p. 401, cursivas agregadas).

Hay muchas más afirmaciones similares en el libro, pero estas citas bastarán para demostrar lo que pretendo dejar en claro. Como dice Wheeler, ‘…cuando Perls dice «organísmico» quiere decir «cuerpo»‘ (1991, p. 44).

Siendo justos, claro que debo agregar que Perls et al. no se limitan a hacer afirmaciones sobre el nivel biológico. Sin embargo, este nivel es su punto de partida, desde donde (poco después de la primera de las citas anteriores) se deriva su concepto del campo: «Llamémosle a esto la interacción[49] para el organismo y medio ambiente en cualquier función del «campo organismo/medio ambiente»‘ (ibid., p. 228).

La frase ‘en cualquier función’ antecede al siguiente párrafo, cuyo significado es fundamental para todo el libro. Comienza de la siguiente manera:

El organismo/medio ambiente humano es, por supuesto, no sólo físico, sino social. Así que en cualquier estudio humano, como la fisiología, psicología o psicoterapia humanas, debemos hablar de un campo donde interactúen cuando menos factores socioculturales, animales y físicos. En este libro nuestro acercamiento es ‘unitario’ en el sentido de que intentamos, de una manera detallada, considerar que todo problema ocurre en un campo social-animal-físico. (ibid., pp. 4-5, cursivas en el original)

Aunque los autores ciertamente están en lo correcto al afirmar que los seres humanos están sujetos a ‘factores socioculturales, animales y físicos’, están entrando a un terreno epistemológico difícil al proponer un ‘acercamiento unitario‘ que les permite ‘considerar que todo problema ocurre en un campo social-animal-físico’. Al adoptar este acercamiento unitario, están ignorando las diferencias de categoría entre los niveles físico, animal y social. Para ellos tanto ‘…las ciencias biológicas como las sociales… tienen que ver con la interacción en el campo organismo/medio ambiente’ (ibid., p. 229, cursivas agregadas). El resultado es la siguiente, famosa y prominentemente situada afirmación que está tan obviamente confundida (y confusa) que me sorprende que rara vez haya sido criticada en la bibliografía existente sobre la terapia Gestalt:

La experiencia ocurre entre el organismo y su medio ambiente, principalmente la superficie de la piel[50] y los otros órganos de respuesta sensorial y motriz. (ibid., p. 227)

Una da las pocas críticas, si bien cautelosa, es la de Gordon Wheeler que plantea algunas preguntas útiles:

¿La experiencia ocurre ‘en’ la superficie de la piel y los otros órganos de respuesta sensorial y motriz? ¿En qué sentido? ¿O no es algo que sintetizo por mí mismo, en un sitio difícil de especificar, pero de cualquier manera lejos de mi ‘piel sensible’? (Wheeler, 1991, p. 59, cursivas en original)

La respuesta a su primera pregunta es un claro ¡no!. La experiencia definitivamente no ocurre ‘en la superficie de la piel y los otros órganos de respuesta sensorial y motriz’, ¡ni siquiera ‘principalmente’! Decir eso es confundir las categorías burdamente: ‘piel’ se refiere al terreno de lo físico, transfenomenológico, mientras que ‘experiencia’ se refiere al terreno de lo psicológico, fenomenológico. Puedes tener experiencia de tu piel o de algo que toca tu piel, pero nunca puedes tener una experiencia en tu piel.

Puede verse una confusión similar cuando Perls et. al. reflexionan sobre la ‘frontera de contacto’:

La definición de un organismo es la definición de un campo organismo/medio ambiente;[51] y la frontera de contacto es, por así decirlo, el órgano específico del awareness de la situación novedosa en el campo, en contraste, por ejemplo, con los órganos ‘orgánicos’ más internos del metabolismo o la circulación que funcional conservadoramente sin la necesidad del awareness… (1951, p. 259)

En la formulación ‘órgano del awareness‘, el término ‘órgano’ que señala al organismo físico[52] va de la mano con el término ‘awareness‘ que pertenece al terreno fenomenológico . nuevamente es un error de categorías. Incluso si Perls et al. consideraran al sistema nervioso como el ‘órgano del awareness‘ habría un error de categoría, ya que el awareness es un fenómeno emergente que no puede reducirse a un órgano físico.

Esta confusión de categorías no es accidental, es consecuencia del acercamiento ‘unitario’ que he denominado ‘monismo indiferenciado’ en la sección anterior. Es parte[53] de la herencia de Smuts introyectada por Perls quien en Ego, Hunger and Aggression ya hablaba equivocadamente de ‘la identidad del cuerpo y el alma’ (1947/1992, p. 28, cursivas agregadas) y que Goodman no corrigió. La intención aparente, la de superar la división Cartesiana, deberá fracasar si se despliega una igualación prematura de las diferencias.[54] Sólo podrá tener éxito después de que se hayan reconocido las características esenciales de ambos terrenos. Cualquier intento por establecer una identidad apresurada de los dos polos dialécticamente relacionados corre el riesgo de sobreenfatizar uno de los polos y de devaluar al otro (como un ‘epifenómeno’, por ejemplo).[55]

Como he comentado, los errores de categoría en Gestalt Therapy no son accidentales, y tampoco son esporádicos. Aquí tenemos otro ejemplo:

Tendiendo hacia la estructura más simple del campo está la interacción en la frontera de contacto de las tensiones del organismo y el medio ambiente hasta que se restablece un equilibrio relativo… Nótese que en este proceso los llamados nervios aferentes están lejos de ser tan solo receptivos; se estiran para alcanzar -el agua se ve tan brillante y vivaz cuando uno tiene sed. (Perls et al., 1951, p. 36)

Aquí Perls et al. atribuyen a los nervios alguna especie de capacidad eréctil que, hasta donde yo sé, no tienen: ‘Se estiran para alcanzar’. Probablemente los autores se refieren al hecho descrito en la siguiente parte de la oración: si uno tiene sed el agua que uno mira parece adoptar una cualidad sobresaliente en el propio mundo fenomenológico. Así puede aptamente decirse que quizás la actitud o experiencia de la persona con sed es la que ‘se estira para alcanzar’, pero no la actividad de los nervios.

Los ejemplos demuestran que la confusión de las diferentes categorías en la forma de un ‘campo’ unitario implica varias consecuencias, incluso en parte absurdas:

  • La misma teoría que se suponía debía ser holística en parte se vuelve justo lo opuesto: reduccionista. El nivel biológico, organísmico es predominante; el nivel fenomenológico, personal, se vuelve secundario. La semántica puede ser traicionera: el término esencial es el ‘campo organismo/medio ambiente’, no el campo ‘persona/medio ambiente’.[56]
  • El intento por concebir un campo holístico se realiza a través del concepto de un campo ‘unitario’. De nuevo, la semántica resulta reveladora: las diferentes categorías dentro de este campo se especifican al inicio, (‘factores socioculturales, animales y físicos’), pero entonces se les trata como si fueran iguales (‘unitario’).
  • Esta ignorancia de las diferencias de categoría conlleva conceptualizaciones falsas tanto en el terreno físico como en el psicológico. Respecto al terreno físico Steinberger señala:

La relación entre el organismo físico y su entorno físico. que también se incluye en el concepto [unitario] del ‘campo organismo medio ambiente’, precisamente no se caracteriza por las conexiones tipo campo, no se hace efectiva mediante la atracción y repulsión como en un campo, eléctrico, magnético o gravitacional, sino que se caracteriza por procesos controlados por el campo perceptual; es similar a los loops de control cibernéticos. (1999, p. 289)

  • Respecto al terreno psicológico, un ejemplo interesante es el de la ‘proyección’. Perls et al. caracterizan a este proceso de la siguiente manera: ‘algo del organismo en el medio ambiente (1951, p. 462). Si escribieran sobre el organismo físico y el entorno físico – lo que es poco probable bajo el encabezado de ‘proyección’, su afirmación tendría sentido: si el organismo pone algo afuera, entonces ahí está. Por ejemplo, si escupes en el suelo, entonces tu saliva está ahí. Pero apliquemos este patrón al terreno de lo psicológico, donde parecen decir lo siguiente: si proyectas tu negatividad en tu vecino entonces tu negatividad está ahí. Ya no eres negativo pero tu vecino sí lo es. ¿Qué es lo que proyectas, los introyectos de tu vecino?

Obviamente esto carece de sentido en más de un aspecto. (1) Si te ‘proyectas’, le atribuyes a tu vecino una negatividad que reside en tu mundo fenomenológico personal. Eso no necesariamente significa que tu vecino experiencia alguna negatividad en su mundo fenomenológico. (2) La negatividad pertenece a la categoría de lo psicológico, precisamente no es ‘algo del organismo [físico]’ y nunca lo fue. No puedes ponerla en otro lado en el mismo sentido en el que puedes escupir en el suelo. ‘…la mente no es una especie de sustancia -metafísicamente las mentes no se parecen ni un poco a las piedras, los gatos y los riñones’ (McGinn, 1989, p. 22, cursivas en el original). (3) Incluso si interpretamos la afirmación de Perls et al. dentro del marco de Lewin, traduciéndolo entonces a ‘algo de la persona psicológica que está en el medio ambiente psicológico’, aún así no cobra más sentido. En el proceso de la proyección uno no experiencia la negatividad como propia; se experiencia como la negatividad del vecino para empezar- es decir, exactamente el propósito de lo que se llama ‘proyección’.

Debo concluir que en Gestalt Therapy el ‘campo organismo/medio ambiente’ es un término sumamente confuso. Carece de sofisticación epistemológica -la importante duplicación de términos- que encontramos en los textos de Lewin: el ‘organismo’ de Perls et al. no equivale a la ‘persona’ de Lewin, el ‘medio ambiente’ de de Perls et al. no equivale al ‘medio ambiente’ de Lewin, y el ‘campo’ de Perls et al. no equivale al ‘campo’ de Lewin. Debido a una confusión fundamental de categorías, en muchas partes de Gestalt Therapy no queda claro si se están refiriendo al terreno de lo fenomenológico, al transfenomenológico o a ambos. Más específicamente, Perls y Goodman, ¿están escribiendo sobre la planicie nevada que atraviesa el jinete, o están escribiendo sobre el invisible Lago de Constancia están escribiendo sobre una tercera entidad que los abarca a ambos?

Sin embargo, en Gestalt Therapy el ‘campo organismo/medio ambiente’ sí tiene tres cosas en común con el ‘campo persona/medio ambiente’ de Lewin: el guión inclinado, el espacio entre ‘medio ambiente’ y ‘campo’, y, está por demás decirlo, la palabra ‘campo’ (mas no el concepto). Los guiones entre los dos términos respectivos señalan que designan temas que pueden distinguirse aunque están estrechamente vinculados.[57] El espacio entre los dos términos iniciales respectivos y ‘campo’ indican que ‘campo’ está en una categoría lógica superior a los primeros dos términos respectivos. (Véase la Ilustración 3; Petzold, 2000, p. 29). En otras palabras: el campo de Lewin (espacio de vida) está compuesto por la persona y el medio ambiente; el campo de Perls et al. consiste en el organismo y el medio ambiente.

En los dos sistemas teóricos los respectivos ‘campos’ no son idénticos con los respectivos ‘medio ambiente’. (Aclaro esto porque en muchos textos de la terapia Gestalt los términos se usan como si fueran intercambiables). Puesto que en ambos sistemas el término ‘campo’ pertenece a un orden lógico superior a los otros dos términos respectivos, las formulaciones como ‘campo del medio ambiente’ no tienen sentido dentro de estos sistemas. (lo aclaro porque de vez en cuando se encuentran este tipo de formulaciones). Para repetir el ejemplo de Ryle, si crees que un par de guantes consiste en una pieza para la mano izquierda y otra para la derecha, no tiene sentido hablar de un ‘par de la izquierda’ o ‘par de la derecha’.

Resumen: Muchas diferencias, una cosa en común

Debe resultar ya claro que dentro de las muchas teorías que utilizan el término ‘campo’ -por ejemplo las de Smuts, Köhler, Gurwitsch, Lewin o Perls-, hay enormes diferencias en cuanto a la manera en que usan y entienden ese término. Incluso después del primer y segundo libro de Perls hay una gran discrepancia: en el primer caso (Perls, 1974/1992) cada cosa, concepto y ser viviente tiene su propio campo; en el segundo caso (Perls et al., 1951) hay un sólo ‘campo’ unitario.

Dadas las muchas diferencias profundas que he delineado (y algunas que he omitido) debemos plantear la pregunta de si tienen algo en común. Sin embargo, sí veo una cosa, y quiero decir sólo una: todas las teorías antes revisadas, sin importar si hacen referencia al (los) mundo(s) fenomenológico o transfenomenológico (o ambos), dan por hecho una relacionalidad básica entre sus temas.

  • En Smuts los muchos campos influyen unos sobre otros porque se traslapan;
  • En Köhler los niveles neurofisiológico y psicológico están relacionados por el isomorfismo;
  • En Gurwitsch se nos plantea la mutualidad entre la figura (tema) y el fondo (campo);
  • En Lewin la persona fenomenológica y el medio ambiente fenomenológico forman un campo compartido, dentro del cual sus respectivas fuerzas se influyen mutuamente;
  • En Perls et al., el organismo y el medio ambiente no se pueden separar, ya que son parte integral del mismo campo unitario.

Este punto en común entre las muchas teorías ‘de campo’ -la relacionalidad básica entre los fenómenos- es, por supuesto, un denominador común muy estrecho. Para algunas personas podría parecer trivial. Sin embargo, me parece importante. Si miramos alrededor en nuestro mundo (occidental, en oposición al oriental), debemos reconocer que la visión ‘aislacionista’ que Perls trató de superar o el paradigma individualista que se cuestiona Wheeler (2000) con tanta elocuencia están lejos de extinguirse. Pero aquí estoy llevando el discurso a otro terreno…

Cualquier concepto que subraye la relacionalidad básica de los seres tanto animados como inanimados me parece útil. Habiendo reconocido, sin embargo, que resulta aún más importante no confundir las diferentes teorías, cada una con su uso distinto del término ‘campo’.

Conclusión

Quizás las páginas anteriores les habrán parecido una proeza agotadora para atravesar una espesura de teorías y terminologías. ¡A mí ciertamente me lo pareció! Así que, ¿cuál es el resultado de nuestros esfuerzos?

Estoy convencido de que si hablamos y escribimos teóricamente debemos dejar en claro de lo que estamos hablando, y además a partir de qué antecedentes estamos hablando. Como dijo Perls, ‘cuando A usa una palabra puede estarse refiriendo a algo muy distinto de lo que entiende B’ (1947/1992, p. 248), y esto puede conllevar una confusión babilónica entre idiomas.

En un diálogo de persona a persona es posible preguntarle al otro a qué se refiere con cierta palabra. En los textos teóricos el autor tiene el deber de definir los términos. Puesto que ‘campo’ es uno de los términos teóricos usado con más frecuencia en la bibliografía Gestalt actual, me parece importante que quien aplique este término ambiguo aclara a qué se refiere. En una conversación cara a cara la jerga no es un habla que conduzca al contacto, y en el discurso teórico oscurece los asuntos e impide el desarrollo fértil de la teoría. Como dijo recientemente Malcolm Parlett:

A fin de cuentas, como todos los conceptos y teorías en la Gestalt, las ideas sobre el campo deben ser masticadas y digeridas, descubiertas como relevantes para la propia vida y experiencia. Deben hacer la transición de ser palabras en una página a algo vivido y encarnado, conocido íntimamente, y reconocido como válido porque nos suena verdadero a un nivel profundo. (2005, p. 60)

Apéndice

Un sentido figurado del término ‘campo’ es pertinente a la manera en la que se usa en la ‘investigación de campo’. Aquí ‘campo’ se refiere a las ‘condiciones naturales’ o ‘situaciones de la vida común’ (en contraste con las situaciones en laboratorio).

La investigación de campo se practica principalmente en una de tres maneras. La primera es el ‘estudio de campo’, donde el investigador trata de observar y describir ciertos fenómenos aún no investigados en la vida cotidiana para encontrar una primera aproximación a su tema. El ‘experimento de campo’ es una segunda forma de investigación de campo; aquí la observación de los fenómenos bajo condiciones naturalistas se combina con la presentación controlada de ciertas variables por el investigador.

Normalmente, en estas primeras dos formas de investigación de campo las personas participantes no saben que están siendo sujetas a investigación, porque el investigador quiere observar su comportamiento ‘natural’ e imparcial. En una tercera forma de la investigación de campo, llamada ‘investigación-acción’, la cooperación activa entre el investigador y los sujetos de investigación es intencional y deliberada y se basa en el consentimiento informado. (Véase Orlik, 1979, pp. 113  ̶114).[58]

El desarrollo de la investigación de campo, incluyendo la investigación-acción tuvo mucha influencia de Kurt Lewin. Sin embargo esto no debe llevarnos a confundir los sentidos de la palabra ‘campo’ como se usa en el contexto de la investigación de campo, por un lado, y en el contexto de la teoría de campo por el otro. Esta posible confusión podría basarse en la incapacidad para reconocer que en sus años posteriores Lewin realizó una ‘…transición entre las preocupaciones por los problemas y preocupaciones psicológicos internos y las preocupaciones acerca de cómo el medio ambiente social más allá de la frontera del espacio de vida afecta a la estructura y a las fuerzas en el espacio de vida’. (Gold, 1990, p. 69)

Agradecimientos

Agradezco el apoyo que recibí al escribir este documento. Primero que nada deseo agradecer a Lynne Jacobs y Gary Yontef, quienes en marcho de 2005 me invitaron a trabajar con ellos en su ‘Residencia de Invierno’ en Santa Bárbara, California. Mis conversaciones con Lynne y Gary así como con los participantes, sentaron las bases para este documento. Lynne y Gary también fueron de gran ayuda durante las diferentes etapas de mi trabajo. Sally Denham-Vaughan fue una encantadora correctora de mi inglés mediocre y una amiga alentadora que contribuyó algunas ideas útiles. Para terminar, Joel Latner, quien encontró la solución para un problema terminológico que yo nunca hubiera encontrado por mi cuenta.


[1] Aún en las conversaciones cotidianas la jerga tiene ciertas desventajas y se encuentra muy lejos del ‘habla plena de contacto’ que propugnaban Perls et al. (1951, pp. 320-332):

La jerga es otro truco lingüístico que salva a la gente de tener que esforzarse por hacer contacto; puede fácilmente volverse un hábito entre personas que se conocen personal o profesionalmente, y que no quieren tomarse la molestia de crear una y otra vez algo nuevo y fresco. (Polster y Polster, 1973, p. 155).

[2] No tengo idea si es accidental que el ejemplo de Perls se parezca bastante al ejemplo planteado por Lewin del Kriegslandschaft (paisaje de guerra ). (Lewin, 1917).

[3] En el campo (figurado) de la biología Rupert Sheldrake planteó otro uso teórico del término ‘campo’, llamado ‘campo morfogenético’ (Sheldrake, 1981). Originalmente se le definió como las ‘estructuras de probabilidad en la morfogénesis biológica’ (ibid.), pero recientemente el mismo Sheldrake ha ampliado y alterado esta definición al referirse al ‘campo mórfico’, y por algunos de aquellos que han adoptado y transferido su término al campo (figurado) de la psicología (véase Beaumont y Sheldrake, 2000). Pienso en Hellinger y sus seguidores que hoy en día hablan de un ‘campo que conoce’ (por ejemplo, en el título de una conferencia en Wurzburgo, Alemania, en el 2001). Esta aplicación de un concepto biológico al campo psicológico es un ejemplo de un ‘error de categoría’ (Ryle, 1941 – véase más adelante) y nos lleva a una conceptualización biológica de la psique. En lo concerniente a Hellinger, esto no sorprende a quienes han reconocido anteriormente su ideología fascista (véase Goldner, 2003). Obviamente esta conceptualización no tiene nada que ver con la teoría de la terapia Gestalt.

[4] El número 31 incluido como referencia en el libro de Lewin se refiere al libro On the Method of Theoretical Physics de Albert Einstein (1933, Oxford University Press, Nueva York). Nótese que la cita anterior está compuesta por dos partes en forma de dos oraciones: en la primera Lewin resume el concepto de campo de Einstein en la física; y la segunda parte es su ‘traducción’ de ese campo físico a una proposición psicológica sobre el ‘espacio de vida’.

[5] ‘Expresándolo en términos de Gestalten fuertes y débiles, podríamos decir que la unidad psicológica es la de una Gestalt débil que abarca a una serie de ‘Gestalten fuertes’. Aquí estamos tratando no con un sistema indiferenciado, sino con una gran cantidad de dichas «Gestalten fuertes» que están parcialmente comunicadas unas con otras, y que en parte no revelan ninguna unidad genuina’. (Lewin, 1926/1938, p. 290).

[6] Por supuesto que esta diversidad en los tipos de interacción posibles hacen que la ilustración de Hartmann parezca excesivamente simplificada.

[7] En su libro The Evolution of Physics, Einstein dedica un capítulo a ‘El ocaso de la visión mecánica’, donde, al final, resumen: ‘La ciencia no logró llevar a cabo el programa mecánico de manera convincente, y hoy en día ningún físico cree en la posibilidad de su cumplimiento’ (Einstein e Infeld, 1966, p. 125). Con la introducción de la teoría de campo, ‘se creó una nueva realidad, un nuevo concepto para el cual no hay cabida en la descripción mecánica’ (Ibid., p. 158). Para un esbozo de las teorías de campo post -newtonianas en la física, véase a Yontef (1984).

[8] La terminología de Lewin se ha evaluado de diferentes maneras. Por ejemplo Leeper, un crítico amistoso, escribió:

…aunque Lewin usa algunos términos que pueden ser prestados de otros campos, como es ciertamente el caso con fuerza, valencia, y vector, eso no significa que la explicación por analogía proporcionara el sentido de estos términos en el sistema de Lewin dado por ejemplos psicológicos y por definiciones independientes del campo de origen de los términos. (1943, p. 76, cursivas en el original)

Estes, un crítico menos amigable, concluyó que:

Al transportar a la psicología parte de la fraseología verbal de las teorías del campo de la física sin incluir la matemática, Lewin ha creado una teoría de campo facsimilar que se asemeja al artículo original de una manera muy similar a la manera en que una obra maestra de la taxidermia puede parecerse a un animal con vida. El sistema de Lewin tiene el aspecto de una teoría de campo pero no funciona como tal. (1954, p. 342).

[9] Las obras compiladas de Lewin, editadas por Graumann (1981/1982) consisten en siete volúmenes; dos de ellos sólo contienen obras filosóficas, la mayoría de las cuales tienen que ver con la filosofía de la ciencia.

[10] Métreaux ha contado las conferencias que dio Lewin durante sus años como profesor en la Universidad de Berlín. Como el 30% de ellas eran sobre temas filosóficos. (En ese tiempo la psicología no tenía el estatus de una ciencia aparte en las universidades alemanas; pertenecía a los departamentos de filosofía. En consecuencia, Lewin era profesor de filosofía; su maestro más influyente fue el filósofo fenomenológico Carl Stumpf).

[11] Ryle explica el error de categoría de la siguiente manera:

Cuando dos términos pertenecen a la misma categoría, es lo apropiado construir proposiciones conjuntas que los encarnen. Así un comprador puede decir que compró un guante para la mano izquierda y un guante para la mano derecha, pero no que compró un guante para la mano izquierda, un guante para la mano derecha y un par de guantes. ‘Ella llegó a casa en un baño de lágrimas y el asiento del auto’ es un chiste conocido que se basa en lo absurdo de conjuntar términos de distintos tipos. Resultaría igualmente ridículo construir la disyunción: ‘Ella volvió a casa en un baño de lágrimas o bien en el asiento del auto’… Afirmo que la frase ‘ocurren procesos mentales’ no significa algo similar a decir que ‘ocurren procesos físicos’ y, por lo tanto, no tiene sentido juntar o separar a ambas. (1949, p. 22)

[12] Justo esta postura ha dado pie a algunas críticas. Por ejemplo Estes (1954) argumentó que la diferencia entre las teorías de campo de la física y el acercamiento de Lewin era demasiado grande como para justificar el uso de la misma palabra.

[13] Esta diferencia tiene que ver con el hecho de que las teorías de la física hacen referencia al mundo transfenomenológico, mientras que la teoría de campo de Lewin hace referencia al mundo fenomenológico -ver más adelante.

[14] Esto puede leerse como una crítica a algunos de sus colegas, por ejemplo Köhler. ‘Köhler no sólo afirmaba que había analogías formales entre las estructuras físicas y psicológicas, sino además empleaba procesos estructuralmente «similares» para explicar las psicológicas. Los críticos han apropiadamente llamado a este estilo «fisicalismo»‘. (Ash, 1995, p. 181, cursivas en el original)

[15] ‘Lewin… nunca equiparó «lo que existe para la persona» con «awareness», «conciencia», o «capacidad de la persona para describir verbalmente»; se dio cuenta de que muchas de las influencias psicológicas importantes operan de manera inconsciente’ (Deutsch, 1968, p. 417). Por lo tanto, algunos autores sostienen que el término ‘fenomenológico’ no aplica aquí (véase, por ejemplo, Schubert et al., 1999, p. 9). Este argumento se basa en una definición estrecha del término ‘fenomenológico’ que excluye al material de los antecedentes. Yo no acepto esta definición estrecha.

[16] Aquí es relevante el concepto de ‘perspectiva de tiempo’ que Lewin tomó prestado de Frank (1939   ̶  véase Lewin, 1951, p. 75). Profundizo más detalladamente en ese concepto y su relevancia para la terapia Gestalt en otro ensayo (Staemmler, 1997; 2002).

[17] Es interesante que en su discurso sobre ‘Las ciencias humanas y la fenomenología’, Merleau-Ponty (1972, p. 203) hace referencia directa al ‘campo’ de Lewin y lo identifica claramente como un campo fenomenológico. Profundizaré sobre este tema más adelante.

[18] Uno también podría agregar a Metzger a esta lista.

[19] Es evidente que la teoría de Kurt Lewin difiere esencialmente de la de Köhler. Por lo tanto, considero inapropiado decir que ‘mientras que los psicólogos Gestalt suscribían el concepto de las fuerzas de campo… fue Kurt Lewin quien más desarrolló esa idea’ (Shane, 2002, p. 29). Por cierto, Wertheimer, Köhler y Koffka se consideraban a sí mismos ‘teóricos de la Gestalt»‘ y no ‘psicólogos’, ya que sostenían que su materia iba más allá de la psicología en sí.

   Aunque utilizaban métodos fenomenológicos, los trascendían al buscar las explicaciones en procesos neutrales. En su texto de 1912, Wertheimer propuso la teoría del corto circuito del fenómeno phi, y eso condujo a otras teorías y experimentos fisiológicos, por ejemplo el libro de Köhler (1920) dedicado a las Gestalten físicas y fisiológicas, su posterior teoría de la electrotonia para explicar los efectos posteriores de la figura (Köhler y Wallach, 1944) y los experimentos fisiológicos llevados a cabo por Köhler y sus colegas (mencionados en Köhler, 1957). Aquí los gestaltistas previeron la tremenda explosión  de la psicología fisiológica que estamos viviendo ahora. Concedemos que su fisiologización se vio sujeta a críticas muy reveladoras (véase Lashley, Chow y Semmes, 1951), mas el hecho de que buscaron y postularon correlaciones fisiológicas de los fenómenos de la Gestalt demuestra que su acercamiento estaba sintonizado, si no con los tiempos, al menos con las tendencias futuras. (Helson, 1975, p. 17)

En retrospectiva, el mismo Köhler afirmó que había ‘…trabajado casi ingenuamente en una dirección que iba totalmente de acuerdo con las tendencias emergentes en las ciencias naturales’ (Köhler, 1969, p. 62). En ese sentido, Lewin era un psicólogo, y no un teórico de la Gestalt; él pensaba que la idea del isomorfismo era ‘digresiva’. (Sprung y Linke, 1992, p. 76)

[20] Debemos mencionar al menos de pasada al gran sociólogo francés Pierre-Feliz Bordieu (1993;2000), quien también trabajó con el concepto del campo,.

[21] Posteriormente Fuchs emigró a Inglaterra y se volvió bastante conocido bajo el nombre de S. H. Foulkes por su trabajo analítico con grupos (véase Foulkes, 1949).

[22] En el instituto de Goldstein, la Psicología Gestalt era un tema importante; se discutía de una manera crítica pero de ningún modo hostil.

[23] ‘Es particularmente necesario que quien propone el estudio de los fenómenos completos se cuide de la tendencia a convertir al todo en algo tan abarcador como sea posible. En especial, uno debe darse cuenta de que la verdadera tarea consiste en investigar las propiedades estructurales de un todo dado, determinar las relaciones de los todos subsidiarios, y determinar las fronteras del sistema con el que uno está tratando. No es más cierto en la psicología que en la física que ‘todo depende de todo lo demás’. (Lewin, 1926/1938, p. 289; véase Perls et al., 1951, p. 277)

[24] Por lo tanto, si escuchamos a un terapeuta Gestalt decir, en términos generales, que algo está ‘en el campo’, podemos poner en duda que esté pensando en términos lewinianos. Si no recibimos una respuesta clara a la pregunta, ‘¿El campo de quién?’, podemos estar seguros de que no piensa en términos lewinianos.

[25] Nótese que aquí Lewin habla de persona y medio ambiente; ¡no usa la palabra ‘organismo’! Esto cobrará importancia más adelante.

[26] En años recientes se ha iniciado una discusión entre los terapeutas Gestalt sobre la pregunta de si el término ‘campo’ podría o no reemplazarse, de una manera útil, con el término ‘situación’ (véase, primero que nada, Robine, 2001, pero también Wollants, 2005, por ejemplo).

[27] El término ‘curva de Jordan’ quizás no resulte familiar para todos los lectores. Fue nombrado por Marie Ennemond Camille Jordan (1838  ̶1922), matemático francés, pionero en la teoría y topología grupal en las matemáticas. La curva de Jordan se define como ‘cualquier curva simple continua en el plano, [que] separa al plano en dos regiones desarticuladas’ (Universidad de Estado de Ohio, Departamento de Matemáticas, 2005).

[28] Aquí Lewin traza una distinción muy estricta entre el espacio de vida y el entorno, como podemos ver en el siguiente ejemplo de investigación que proporciona: ‘El alimento que se encuentras detrás de las puertas al final del laberinto de modo que no llega ni al olfato ni a la vista no es parte del espacio de vida del animal. Si el individuo sabe que el alimento está ahí, ese conocimiento, claro está, debe estar representado en su espacio de vida, porque ese conocimiento afecta el comportamiento… De hecho, el individuo iniciará su viaje si piensa que el alimento está ahí aún cuando en realidad no lo está, y no se va a mover hacia el alimento que de hecho sí está al final del laberinto si no sabe que está ahí’. (Lewin, 1951, pp. 57 – 58, cursivas en el original)

[29] Deutsch (1968, pp. 423 – 424) encontró tres significados distintos del término ‘persona’ en los escritos de Lewin.

[30] El panorama sobre el realismo crítico se sigue a continuación se basa en los escritos de Mehrgardt (2005), Soff et al. (2004), y Walter (1985).

[31] Para una discusión más detallada sobre lo ‘verdadero’ y lo ‘real’, véase Staemmler (en imprenta).

[32] Otros autores establecen la misma distinción que Lewin, pero hablan respectivamente del ‘medio ambiente’ fenomenológico y el transfenomenológico. Sólo menciono esto en esta nota al pie para evitar confusiones.

[33] Otros autores establecen la misma distinción que Lewin, pero hablan del ‘medio ambiente’ fenomenológico y transfenomenológico respectivamente. Menciono esto en esta cita sólo para evitar confusiones.

[34] Aquí entrecomillo el término porque las fuerzas de campo psicológicas no son idénticas a las fuerzas de campo físicas.

[35] Puesto que en sus libros posteriores Perls (1969a, 1969b, 1973:1975) no intentó postular una teoría elaborada, no haré referencia a ellos aquí.

[36] El carácter tautológico de este planteamiento es obvio, pero no es relevante para mi línea de pensamiento.

[37] También se mencionan los campos ‘acústico’, ‘imaginario’, ‘neurótico’, ‘biológico’, ‘social’ y algunos otros (como el ‘campo de peligro’).

[38] A menos que la intención de Perls fuera decir que aprendió sobre la psicología de Goldstein a través de la crítica de Goldstein a la psicología Gestalt, este reconocimiento muestra lo pequeño de la fracción que había asimilado Perls.

[39] Los que se llamaban a sí mismos teóricos de la Gestalt (la mayoría de la escuela de Berlín) quizás no hubieran estado de acuerdo con esta descripción.

[40] Según mi lectura, para Goldstein la experiencia fenomenológica de los soldados con lesiones cerebrales que investigó sólo fue una fuente de información adicional que le ayudó a analizar su visión de las funciones neurológicas.

[41] Estoy en deuda con Hilarion Petzold (comunicación personal, 4 de agosto de 2005) por llamar mi atención a esto.

[42] No se conoce ampliamente el hecho de que el primer libro de Smuts circuló entre los asistentes de Goldstein en Frankfurt (véase Petzold, 2002, p. 26). Fue probablemente ahí que Perls lo conoció por primera vez. Sreckovic (1999, p. 104) reporta que en una comunicación personal Laura Perls le dijo que su esposo ya había leído el libro de Smuts cuando aún vivían en Alemania y, según recordaba, su reacción había sido de entusiasmo.

[43] Sin embargo ‘…Smuts, ocupado por su labor como premier, no pudo escribir esa introducción como se habían planeado originalmente’. (ibid.)

[44] El término ‘ajuste creativo’ también proviene de Smuts.

[45] ‘Metabolismo mental’ es otro ejemplo de una conjunción falsa basada en un error de categoría. (Como recordarán: ‘Llegó en un baño de lágrimas y un asiento de sedan’).

[46] Aquí hago referencia a un monismo ‘principalmente’ indistinto porque más adelante en su libro Smuts sí intenta diferenciar. Pero desde mi punto de vista, esta diferenciación sigue siendo un intento insatisfactorio de corregir los errores de categoría básicos que pueden encontrarse a lo largo del libro   ̶ siendo el ‘metabolismo mental’ sólo uno de ellos. Supongo que debemos buscar la razón de esto en el deísmo naturalista de Smuts, o como lo veía el mismo Perls, su ‘Holística idealista o incluso teológica’ hacia lo cual ‘no sentía la inclinación de seguirlo’ (1947/1992, p. 22)

[47] Si leemos formulaciones como ‘…el contacto sucede entre el organismo humano y su campo del medio ambiente…’ (Fleming Crocker, 1982, p. 100, cursivas agregadas) es probable que el pensamiento del autor esté dentro del marco del primer libro de Perls.

[48] En el texto de Ego, Hunger and Aggression (sin prólogos ni índice) se menciona a Goldstein cinco veces, a Smuts seis veces, A Wertheimer sólo se le menciona una vez (además de la dedicatoria), y a Köhler dos veces. Se menciona a Lewin una vez con referencia a sus experimentos sobre la memoria que inspiraron la idea de Perls de los ‘asuntos inconclusos’.

[49] Sin embargo, ‘interacción’ es un tema vago; no dice nada sobre el tipo de interacción respectiva, i. e., los autores no afirman aquí de manera explícita que la interacción entre el organismo y el medio ambiente tiene características del campo.

[50] Merghardt ha argumentado que el ‘modelo territorial’ de una ‘frontera de superficie’ ) Perls et al., 1951, p. 258) se contrapone a un acercamiento holístico, ya que ‘…abandona el «interior», lo «interno» del organismo y/o medio ambiente, su «todo» queda intacto en su esencia’. (Merghardt, 2005, p. 59).

[51] Por cierto, me resulta confuso que se definan de manera idéntica al ‘organismo’ y al ‘organismo/medio ambiente’. Es como decir, ‘La definición de una esposa es la definición de la pareja’. Hay formulaciones similares en otras partes del libro, por ejemplo: ‘Y en la respiración uno ve por excelencia que el animal es un campo…’ (ibid., p. 401)

[52] Desafortunadamente no hay duda de que eso es lo que querían decir los autores, ya que más adelante en la misma oración hablan de los ‘órganos «orgánicos» más internos del metabolismo o la circulación’.

[53] La otra parte de las ideas de Smuts que se abrió camino hasta Ego, Hunger and Aggression fue la cantidad infinita de campos. En Gestalt Therapy fueron reemplazados por lo contrario, un solo campo unitario.

[54] Si ‘…la neurosis es la pacificación prematura del conflicto’ (Perls et al., 1951, p. 360), entonces igualar las diferencias prematuramente es una teorización neurótica.

[55] Desde el punto de vista actual, una solución al problema mente-cuerpo puede basarse en un monismo ‘emergente, diferencial, interactivo’ (Petzold, 1995, p. 553) que reconoce las diferencias entre las categorías conectándolas con el uso del concepto de emergencia. (Bunge, 1977; 1980)

[56] Para los estadísticos: En Gestalt Therapy la palabra ‘organismo’ aparece 282 veces; la búsqueda de la palabra ‘persona’ da un resultado de 186.

[57] Sin embargo, debido a la confusión de categorías en Perls et al., es imposible decidir si los respectivos guiones están ubicados en posiciones sistemáticas idénticas dentro de las respectivas teorías o si el guión de Perls et al. corresponde ( a veces) a la curva de Jordan de Lewin.

[58] Puede ser de especial interés para los terapeutas Gestalt que el interés de Lewin ‘…en la teoría y métodos del cambio social lo llevaron a inscribirse como estudiante en un curso en técnicas psicodramáticas’. Lippitt, 1947, p. 87)